
Según el escritor Alejandro Jodorowsky, el nombre tiene un impacto muy potente sobre la mente. Puede ser un fuerte identificador simbólico de la personalidad, un talismán o una prisión que nos impide ser y crecer.
Bajo esta premisa, cuando bautizamos a un hijo debemos saber que junto con el nombre, el recién nacido hereda una identidad. Por lo tanto, lo aconsejable es evitar los nombres de los antepasados, de antiguos novios o novias, de personajes históricos o novelescos.
Dice Jodorowsky que los nombres que recibimos son como contratos inconscientes que limitan nuestra libertad y que condicionan nuestra vida. Hasta el punto de que..
"Un nombre repetido es como un contrato al que le hacemos una fotocopia, cuando en el árbol genealógico hay muchas fotocopias, el nombre pierde fuerza y queda devaluado".
El autor también se plantea la posibilidad de que ciertos lugares atraen a personas cuyo estado emocional corresponde al significado oculto de esos nombres..
Diego de Almagro fue un conquistador frustrado. Por engañosos consejos de su cómplice Pizarro, partió de Cuzco hacia las tierras inexploradas del Sur creyendo encontrar templos con tesoros fabulosos. Después de muchas calamidades volvió como alma en pena a Cuzco, donde su traidor socio, no queriendo compartir las riquezas robadas a los incas, lo hizo ejecutar.
Sería interesante dedicar unos minutos a observar el lugar donde vivimos: en la calle de un poeta, de una santa benefactora, de un descubridor o tal vez en la de un general asesino.
Porque al fin y a la postre, nada es casual, el mundo es como un espejo que nos refleja, cada vez que realizamos una mutación interior también cambia nuestro exterior.

Otra de las cuestiones que se plantea el autor de Psicomagia es si los nombres tienen una especie de frecuencia que sintoniza con ciertos receptores y qué tipo de receptores son estos..
- Nuestra parte sana y positiva es un receptor que sintoniza con ciertos nombres, porque nos hacen gozar y sentirnos seguros.
- Nuestra parte enferma y negativa es otro receptor que sintoniza con nombres determinados, porque hay una intención supraconsciente de resolver el conflicto.
Jodorowsky nos invita a reflexionar sobre los nombres de lo que hemos atraído a nuestro mundo:
-El nombre de nuestra empresa, centro de trabajo, escuela…
-El nombre de nuestra pareja, amigos, jefes, profesores…
-Personas que se cruzan en nuestro camino por “accidente” y se llaman exactamente igual que nuestro padre (o madre, hermano…)
¿Hay una programación inscrita en nuestro nombre y apellidos?
Para el autor, tanto el nombre como los apellidos, encierran programas que son como semillas, de ellos pueden surgir árboles frutales o plantas tóxicas.
"En el árbol genealógico, los nombres repetidos son vehículos de dramas, de historias no resueltas".
Por ejemplo, en caso de nacer después de un hermano muerto y recibir el nombre del desaparecido. Eso nos condena a ser el otro, nunca nosotros mismos.
Cuando una hija lleva el nombre de una antigua novia de su padre, se ve condenada a ser “la novia de papá”.
Un tío o una tía que se suicidaron convierten su nombre, durante varias generaciones, en vehículo de depresiones.
Dice Jodorowsky que a veces es necesario, para detener esas repeticiones que crean destinos adversos, cambiarse el nombre.
El nuevo nombre puede ofrecernos una nueva vida. En forma intuitiva, así lo comprendieron la mayoría de los poetas chilenos, todos ellos llegados a la fama con seudónimos.
Algunos ejemplos que nos permiten comprender la importancia del nombre, que es como nuestro sello, de ahí nuestra “individualidad”.
-Barrick Gold (oro en inglés es gold) se convirtió en el mayor productor de oro del mundo.
-Brontis “voz de trueno” se dedica al mundo del teatro con una potente voz.
-Maria, Inmaculada, Consuelo se asocian a la pureza, la virginidad, nombres que exigen perfección absoluta, que nos limitan.
-Miguel Ángel, Rafael, Gabriel, los nombres de ángeles dan problemas con la encarnación, hay resistencia a estar en este plano.
-César, poderoso y asociado a la ambición.
Y ¿Cómo saber si el nombre que hemos recibido nos perjudica?
El escritor asegura que estudiar los nombres del árbol genealógico es igual que acceder al inconsciente. En los nombres, encontramos secretos. Es importante ver cómo funciona el nombre que nos dieron.
Algunas cuestiones a tener en cuenta:
-Lo primero es saber la persona que nos nombró. ¿Papá?, ¿mamá?, ¿abuelo?, ¿la hermana?, ¿el padrino? El que nombra, toma poder sobre lo nombrado y no es lo mismo llamarme Micaela por mi abuela paterna, si el nombre se le ocurrió a mi padre para repetir el nudo que existía, o por mi madre, para ser aceptada en la familia de mi padre, dándole una hija-clon de su suegra.
-¿De pequeño/a me gustaba mi nombre o me hubiese gustado llamarme de otra manera? Los niños tienen una intuición especial y una fresca desinhibición que les permiten rechazar de pleno lo que les contamina.
-Investigar de donde viene nuestro nombre:
Si es de algún familiar, es bueno analizar su destino y los caminos que recorrió en su vida, porque probablemente venimos a repetirlos. Llevar el nombre de un hermano muerto, es cargar con él toda la vida.
Si es de alguien significativo para quien nos nombró, nos caerá la carga de darle a éste lo que el otro no le dio.
Si es de algún personaje histórico, novelesco, del fútbol o princesa de Mónaco, viviremos frustrados y fracasados si no seguimos el guión de sus vidas o no conseguimos sus logros.
Si es por algo material, adquiriremos las propiedades de ese elemento. Por ejemplo, “si me llamo por la muñeca de mi hermana, me convertiré en su muñeca, ella jugará conmigo, me dominará”.
Si me llamo por algo inmaterial, tenderé a fines abstractos ideados por nuestros padres, desatendiendo lo real e incluso, por oposición a ellos, llegaré a materializar lo contrario a lo que llevo escrito en el nombre. Llamarse Libertad, Paz, Luz, no siempre es sinónimo de ser libre, vivir en paz y tener las cosas claras.
Los diminutivos: “Me llamo Manuel como mi abuelo, pero me dicen Manolito”, han proyectado en ti la figura de tu abuelo, pero tienes prohibido crecer y superar a tu abuelo.
Los nombres compuestos: “Me llamo José Luís, por mi padre y mi abuelo”. Pobre de ti si la relación entre ellos era farragosa. “Me llamo “María José”, “¡Catástrofe sexual!, crisis de identidad, ambigüedad”.
Los nombres feminizados o masculinizados: Mario, Josefa, Carmelo, Paula, corresponden a deseos frustrados de que naciéramos del sexo contrario.
El miedo a cambiarnos de nombre, auque éste vaya cargado por un lastre que nos inmoviliza
Según explica Jodorowsky, nos aterra cambiarnos de nombre ya que tememos que dejaremos de ser reconocidos por nuestro clan.
Tememos no ser reconocidos, ni identificados, no ser amados es el mayor temor que tenemos. Somos seres gregarios y pensamos que podemos morir si nuestro “clan” nos abandona, lo que es una herencia de nuestro cerebro arcaico.
Metafóricamente, el nombre que nos dan los padres es como un archivo del GPS que nos va indicando los caminos digitalizados y guardados en la memoria familiar.
Al nacer, nos instalan el archivo y vamos por el mundo por rutas más o menos pedregosas y abruptas, pero nos sentimos como en casa, porque ya fueron trazadas por nuestros antepasados, nos resultan conocidas.
Cambiarnos de nombre es arrojar el GPS por la ventanilla del coche y empezar a ver y a recorrer nuevos caminos, conquistar territorios que no habían sido transitados por nuestros ancestros. Es hacernos cargo de nuestro propio destino.
Recomendaciones de Jodorowsky a la hora de elegir el nombre de nuestros hijos
"Cada uno tenemos un nombre (podemos hacer aparecer a nuestro guía interior y pedirle nuestro nombre en un ejercicio de meditación o de visualización) que viene con nosotros incluso antes de ser concebidos. Es posible que durante la gestación, este nombre les llegue al mismo tiempo a ambos padres de forma telepática, si tienen suficiente capacidad de percepción. Si no es así, es el niño el que debe nombrarse más adelante. En el caso de tener que decidir como llamar al bebé, el nombre no debe haber existido en la historia de su árbol genealógico, ni haber pertenecido a personas o ideales de los que lo nombran. Eso sería lo más armonioso".
Alejandro Jodorowsky artista franco-chileno, de ascendencia judío-ucraniana, naturalizado francés en 1980. Entre sus múltiples facetas destacan las de escritor y director de cine.
Jodorowsky nació en Chile en el año 1929, hijo de emigrantes rusos. A principios de los cincuenta participa en un movimiento cultural impulsado por jóvenes creadores, talentosos y desenfadados. Durante estos años escribe sus primeras piezas teatrales. Sus padres querían que estudiase medicina, pero él se decantó por el mimo, el cine, el tarot y la literatura. Junto con Fernando Arrabal y Roland Topor fundan en 1962 el Movimiento Pánico, en alusión al dios pan, el cual se manifiesta a través de tres elementos básicos: terror, humor y simultaneidad. En la actualidad vive en París.
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Psicomagia es el documento más completo sobre la evolución de la obra creativa y terapéutica de Alejandro Jodorowsky, e incluye la versión íntegra, inédita en España, del texto fundamental para comprender la psicomagia.
El Tarot de los Gatos: Nuestros gatos no son sólo yoga, zen, masajes, taichí: también echan las cartas del tarot, el arte tradicional de la adivinación que se utiliza principalmente para entender las propias reacciones ante situaciones diversas, externas o internas, más o menos problemáticas.
Evangelios para sanar: Manteniendo el lenguaje directo de las conferencias que ofreció en la Universidad Jussieu en París, Jodorowsky realiza un análisis completamente nuevo y radical de los cuatro evangelios
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