Todas las especies animales producen esta hormona, pues es necesaria para conciliar el sueño.
Se forma a partir de triptófano, un aminoácido esencial que debe ser ingerido a través de la alimentación para la producción de serotonina (la llamada “hormona de la felicidad”) como producto intermedio para la síntesis final de melatonina.
La melatonina necesita oscuridad para sintetizarse. Por eso, con la llegada de la noche el organismo comienza a fabricar melatonina, para preparar al organismo para irse a dormir.
Dicho de otro modo, la melatonina señala la “noche biológica” y regula los ciclos circadianos, o reloj biológico interno.No obstante, como ocurre con la mayoría de hormonas, la producción de melatonina disminuye con la edad, lo que explica que durmamos menos al envejecer.
Y otros factores como el estrés afectan de forma negativa a su presencia en el organismo.
Además de regular el ritmo sueño/vigilia la melatonina está implicada en otros ritmos endógenos, como los ritmos endocrinos y neurológicos y los procesos conductuales, todos ellos interconectados.
Por lo tanto, una alteración del ciclo circadiano puede tener graves consecuencias para la salud y los suplementos de melatonina se postulan como eficaces y seguros, en las dosis estudiadas, actuando como tratamiento cronobiótico, ayudando a regular el reloj biológico y aplicándose en los trastornos del sueño, con menores efectos secundarios que los fármacos clásicos para el insomnio
Por consiguiente, una suplementación con melatonina permite mejorar la calidad del sueño y no presenta ninguno de los efectos indeseables de un somnífero clásico.Complemento cuya acción está reconocida por la Comisión Europea y la EFSA, la melatonina distiende los músculos, favorece un sueño natural y disminuye los despertares nocturnos.
|